Cartas

DFL-2, ¿a quién beneficia realmente?

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Señor Director:

En búsqueda de un pacto fiscal, el Gobierno propuso modificar algunas exenciones tributarias, entre las que se cuentan el DFL-2. Esta sería una buena medida, porque la norma, establecida en 1959, ya está obsoleta.

La gran idea atrás de este mecanismo es conferir beneficios tributarios a los propietarios de “Viviendas económicas”. Pero tras 65 años, hoy este decreto no cumple su objetivo de reducir el déficit habitacional o de dar ventajas tributarias a aquellos que más lo necesitan.

El problema radica en la redacción del decreto, en donde se define la vivienda económica en función de la superficie de la misma, “no superior a 140 m²”; sin embargo, no toma en cuenta su ubicación, terminaciones, calidad, habitabilidad, valor comercial o valor fiscal, sino que sólo la superficie.

Este único requisito ha generado, por ejemplo, que sean aptas para el mismo beneficio tributario inmuebles tan diferentes como viviendas en barrios precarios de 35 m² y 2.000 UF de valor, y departamentos en barrios acomodados de 140 m² y que se venden en 35.000 UF.

La propuesta del Gobierno, entonces, debería enfocarse en dar soluciones reales a quienes necesitan de aquellas exenciones tributarias, a los sectores donde se necesitan incentivos normativos para el desarrollo de vivienda económica y accesible para paliar el déficit habitacional, y no en hacer más regresivo un beneficio del cual hace mucho tiempo existe evidencia de que no apoya al grupo que pretende ayudar.

Sebastián Hudson

Gerente general de Póliza Gestión

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